El actor argentino multifacético, Juan Leyrado, destacado en sus participaciones en cine, teatro y televisión, el pasado 30 de mayo estuvo en la FADU.

La moderación y presentación estuvo a cargo de la Cátedra Saltzman de la Carrera de Diseño y Indumentaria y de la Cátedra Feller de Proyecto Audiovisual de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido.

En 1987, trabajó en la película Memorias y Olvidos dirigida por Simón Feldman, creador de la Carrera de Imagen y Sonido. En su charla, cautivó al público con su simpatía y habló sobre la producción, el vestuario y la creación del personaje, que para él es meramente físico, incluyendo la parte mental, siendo el cuerpo el que te da la creatividad.

Leyrado cuenta que cuando recibe un guión, prefiere que sea en papel para poder tocarla y ensuciarlo, y siempre hace lo mismo, no lo lee en su casa sino que se va a almorzar solo, a un lugar que suele frecuentar hace años, donde sabe que no tiene que poner atención a cómo lo atienden o a la comida, porque ya sabe que le gusta. Cuando se lo pone a leer, hace un proceso de calentamiento y entusiasmo. En la página tres, ya se da cuenta de si le va a dar placer para componer, cuando continúa y le gusta empieza a construir, “lo atrapó, lo cierro, lo dejo ahí, cuando ya está todo arreglado, voy lo despierto un poquito; yo construyo a partir de la primera sensación, cuando soy espectador de eso que leo”.

Para escaparse de la realidad hay seguir el objetivo, que es un personaje que entra en escena, que tiene un diálogo y hace su trayecto. Recordó una escena donde a el actor Marlon Brando le daban una noticia tremenda, le hacían un primerísimo primer plano y tenía una mirada de frialdad, y era porque en ese momento de la acción pidió un tacho de hielo y puso los pies adentro. Queres sentir dolor te pueden pellizcar, ahora un actor de teatro lo que necesita es fuerza. En relación con el guionista o director, comentó que le gusta que tengan un compromiso, “es el combustible para la construcción de la obra, además de la pasión, la dedicación y demencia”.

Juan Leyrado hizo hincapié en que el artista tiene gran acceso a un vestuario, encontrándote el primer día de rodaje con lo que vas a usar en la escena de ese día, pero también de la que vas a usar dentro de diez, o quince días. “Lamentablemente uno en ficción se pone la ropa siempre planchada, nunca una mancha, y quizás vos estás construyendo un personaje que quizás se manche”. Cuando trabajo con Julio Chávez en la ficción El Maestro, pensó a su personaje desarreglado, y le costaba que se lo entiendan, las personas que están encargadas de vestuario. “A vos te visten con la ropa de canje no con la que debería ser, un bajón para el vestuarista, para el actor”,  afirmando que el artista sufre mucho, ya que la persona que diseña el vestuario, que necesita ver al actor, hablar con él, de repente se encuentra con esto.

Finalizando su participación, recordó que su madre falleció sin que él tuviera un diploma, y a la hora de buscar trabajo para mantener su vocación de artista, le preguntaban que estudiaba, y al decir teatro le volvían a preguntar. Bajo esa misma línea, le gusta recordar una historia del cantautor y guitarrista Atahualpa Yupanqui, cuando le hacen un homenaje en Francia, lleno de gente de la cultura, y lleva por primera vez a su madre. Cuando le pregunta si le gusto, ella responde que sí, pero cuando se iba a dejar de joder con la guitarrita y iba a empezar a trabajar. “No es joda el arte” afirma Juan. El ponerse a trabajar, el diseño, los colores, telas, las luces, el movimiento, lo vive como un mundo maravilloso, y que si tenes suerte podes vivir de ello. “Es un trabajo que hay que hacerlo con el alma, con el intelecto al servicio de esa pasión”.