El pasado 23 de mayo se presentó el libro “Conocer la ciudad, imaginarios, métodos, cartografías, sentidos” de Editorial Bifurcaciones de Chile.

Los comentarios sobre esta reciente publicación estuvieron a cargo del  Arquitecto Polo Jaimes; el sociólogo, urbanista y antropólogo visual  Ricardo Greene (editor del libro); la Doctora en Letras por la UBA, Leonor Arfuch; el arquitecto e historiador urbano Adrián Gorelik y el Arquitecto Gustavo Dieguez.

El libro se pregunta ¿Cómo conocemos lo urbano? ¿Qué relaciones se tienden entre la ciudad construida y la imaginada? ¿Cuál es el rol del cuerpo y de los sentidos en el andar? ¿Cómo representamos y cartográfiamos el territorio? Así reúne una decena de artículos que nos ayudan a explorar estas preguntas, entregándonos conceptos, marcos y herramientas claves para abordar un fenómeno tan dinámico, complejo y escurridizo como la vida urbana contemporánea.

Para Greene el urbanismo, como conjunto de disciplinas, nace de la necesidad que plantea la ciudad moderna, de resolver el problema de vivienda, salubridad, seguridad ciudadana. Hay que tener una mirada operativa para abordar estos problemas, y pensando que no es fácil comprender la dimensión espacial. “Este volumen intenta ofrecer algunas respuestas para abordar el espacio urbano contemporáneo de modo riguroso y, esperamos, con estrategias que aporten a la construcción de ciudades y territorios más justos”.
Leonor afirma que es un libro que recorrió con placer, en el cual los diferentes autores tienen una articulación y conversación grupal, refiriéndose a cada uno de ellos.

El prólogo de Néstor García Canclini, se cuestiona que va a pasar con la desmadrada ampliación de las ciudades. Mientras crecen torres infinitas, miles escapan de las ciudades, no solo como migrantes sino como eternos refugiados.

La identidad y el habitus preocupan a Marta Rizo, de la Ciudad de México, que abruma con sus autopistas y deja lejos la idea de imaginación, una ciudad sin mapa, un mar de luces sin fin que no deja ver los límites.

El capítulo de Pablo Mansilla, trabaja sobre el imaginario espacial y propone una cartografía social, diferenciando entre la ciudad turística de arriba y la vida de abajo, poblada de los que venden ropa sobre las veredas para sobrevivir.
Francesco Careri, alude a que solo se puede conocer la ciudad como un ser andante, “conocer es andar sin desmayo”.

Eduardo Álvarez y María Verónica Blanco, piensan territorios y desterritorización, y la producción de subjetividad, interactividad y vínculos para definir la materialidad del espacio.

Fiona Ross, por su parte habla de paisajes sensoriales, donde la autora piensa al espacio como clasista, generalizado, y político, como las actividades de la vida cotidiana trazan senderos de orden o precariedad, discriminación o amenaza. En el paso de la vivienda transitoria a la vivienda social, se piensa poco en que es lo que esperarían los que las van a poblar, y la pregunta de ¿qué es un hogar?. Karla Berrens da cuenta de los ruidos cotidianos del vivir, como aquellos que de la intervención y especulación inmobiliaria realizan.

Lucía de Abrantes y Ricardo Green intentan disolver el binarismo urbano-rural.

En su capítulo, Leonor privilegió el recorrido con la ciudad, afirmando que no hay ningún tipo de relación con lo biográfico que no esté ligado a lo espacial, no tenemos recuerdos que no estén situados en un lugar. Escribiendo el artículo se puso a pensar como ella vive las ciudades. “Pasamos por esquinas que nos recuerdan seres, cosas, pasamos por lugares que tienen marcas como la Amia, la Esma. La ciudad es un mapa que nos recuerda nuestra vida común, social y política”.

Gorelik, se pregunta si no hay una relación entre la inflexión culturalista que han tomado los estudios sobre la ciudad y el hecho de que las ciudades hayan quedado abandonadas en su capacidad proyectiva. Se plantea ¿Qué pasa con un mundo que se queda sin el urbanismo como herramienta?, ¿Qué otra cosa le queda al urbanista que tratar de resistir las tendencias dominantes que llevan al caos? El problema de la coyuntura es el desmantelamiento de las instituciones y los instrumentos de proyectos y control urbano, por diferentes oleadas.

Para Diéguez, título del libro es una invitación a conocerla, para que nos sirve, con qué interés. “La ciudad es una invención, y la naturalizamos tal cual es, perdiendo el desafío de hacer una ciudad nueva”. El segundo plano que trae el libro es el técnico, es decir, que hacer con la ciudad que tenemos, nuestras herramientas de transformación. Concluye reflexionando que los alumnos están habitando una ciudad, tienen que empezar a mirarla y ver de qué se trata habitarla.

Para Jaimes el libro es valioso no solo para estudiantes sino para docentes, para conocer y producir la ciudad físicamente. Añadió que la facultad no produce ningún urbanista como carrera de grado, cosa que se está viendo de repensar en un futuro.

El presente evento como valioso espacio académico contó con la participación de la Cátedra Del Valle de Historia, el Taller Maestripieri y el curso de Proyecto Urbano de la Cátedra Jaimes.