Organizado por las cátedras de arquitectura Brandariz, Martínez Nespral y Sabugo y del Decanato de la facultad, esta mañana el Arq. Juan Ignacio del Cueto Ruiz-Funes brindó en el Aula Magna la charla abierta “Félix Candela: el constructor de cascarones y su estela en México y el mundo”.

 

Cueto Ruiz-Funes es profesor e investigador de la Facultad de Arquitectura de la UNAM Universidad Nacional Autónoma de México, realizó una tesis de doctorado de arquitectos españoles exiliados en México y se interesó por un arquitecto que se hizo famoso por realizar construcciones de cascarones de concreto u hormigón armado, Félix Candela. En esta oportunidad realizó un recorrido de sus obras, pudiendo ver que sus estructuras se basaban en el uso extensivo del paraboloide hiperbólico.

Candela fue exiliado de España y llevó la influencia Europea a México. Para, Juan Ignacio Cueto Ruiz-Funes, que tuvo la oportunidad de conocer y hablar con Candela, el arquitecto vivió tres vidas: la de su formación como arquitecto en España, luego su llegada a México que fue su renacer y donde vivió su eclosión profesional, fundando su empresa constructora, y más tarde se fue a enseñar a Chicago. Y el orador se pregunta ¿Qué es lo que lo hizo famoso? “trajo en la cabeza lo que hacían los ingenieros europeos, donde la tecnología para manejar el concreto para la época era deficiente” y exploró el concreto reforzado a través de distintos experimentos.

Félix fue un ejemplo de arquitectura moderna y vanguardista. Realizó 896 proyectos, algunos de tipo industrial, como la estructura en forma de paraguas cuadrado de cemento con el caño de agua de lluvia en la columna central, que eran utilizados para estacionamientos, almacenes, talleres o cualquier espacio que requiera de una cubierta ligera, barata y resistente. Variantes de los paraboloides se utilizaron en iglesias, donde proporcionan un gran espacio despejado para el culto. Su obra consagrada y replicada por el mundo fue el Restaurante Los Manantiales. El punto culminante de sus obras fueron las estaciones del metro San Lázaro y Candelaria y la edificación del Palacio de los Deportes para la Olimpiada de México 1968.

Cueto Ruiz-Funes recuerda cuando en 1961, le realizaron un homenaje a Félix y Arturo Sáenz de la Calzada se preguntaba ¿Qué habría sido de la obra de Candela sin la inmensa y dolorosa tragedia de nuestra guerra no le hubiera dado un rumbo inesperado a su vida? Pues el arquitecto tuvo la fortuna de llegar a México y explotar su máxima creatividad.

El orador se apena de que varias obras de Candela fueron tiradas abajo para hacer otras edificaciones, “el arquitecto tiro algo único, no tenía sensibilidad histórica, le dio igual lo que había, cuando en realidad se podría haber rescatado”. En algunas ocasiones desde la facultad de arquitectura de México, han pedido que se respetara la obra, integrándose al nuevo proyecto que se quiera realizar o hacer restauraciones, pero fue en vano, “realmente da tristeza”.

Para finalizar se dio lugar a las preguntas de docentes y estudiantes presentes, el Arq. Gustavo A. Brandariz, agradeció la presencia del arquitecto manifestando que “despierta entusiasmo para investigar las huellas de esa generación quizás no tan conocida de la arquitectura moderna pero la más rica en creatividad y desarrollo técnico, y también lo interesante de los hechos políticos e históricos que vivieron”.